EL MURO EN EL DORMITORIO
El muro en el dormitorio
Fuente: Sal Emergui, desde Belén - Diario El Mundo / España
Fuente: Sal Emergui, desde Belén - Diario El Mundo / España
Hace unas semanas, relaté los temores del palestino Mitri Ghneim ante la posibilidad que el muro cruce su jardín. Las siguientes líneas le pueden dar una idea de cómo será su vida si se cumplen sus previsiones. Solo tiene que visitar la casa de la familia de Claire Anastas, rodeada literalmente por un bloque de hormigón. La pesadilla de Mitri es ya la realidad diaria de Claire.
Esté en la cocina, en el salón o en su dormitorio, cada vez que Claire abre la ventana se topa con el muro que Israel ha construido. No es que lo divise sino es que casi lo toca.
La familia de Claire lleva viviendo así cuatro años. En el 2002 tras varios atentados suicidas, Israel decidió bloquear la carretera en Belén que da acceso a la Tumba de Raquel así como la construcción del muro. El fin de su trazado supuso el inicio del infierno para Claire, su marido y sus cuatro hijos.
"No podemos hacer nada. Pedimos ayuda para que destruyan o desplacen este muro que nos aísla completamente y nos convierte en prisioneros de una cárcel", lamenta al lado de la tienda familiar de souvenirs. Una tienda que se ha convertido ella misma en un souvenir ya que las pérdidas fueron tan grandes que no tuvieron más remedio que cerrar. El muro acabó con las posibilidades de un próspero negocio convertido en una sala cerrada a cal y canto. "Lo hemos perdido todo. Si no nos ayudan a encontrar una solución, no tendremos más remedio que irnos. Malvender la casa, la tienda y buscarnos un nuevo lugar", explica mientras su hijo Daniel y amigos juegan al escondite con el muro como pared.
¿Qué le diría al primer ministro israelí, Ehud Olmert, si estuviera ahora aquí con nosotros ? "Me gustaría invitarle a mi casa y que vea como vivimos. Que vea él y otros líderes que es imposible seguir así con este muro que nos envuelve", asegura.
Israel asegura que incluso lideres de Yihad Islámica o Hamas han reconocido que el muro "es un significativo obstáculo" para la infiltración de hombres bomba. Según sus datos oficiales, "el 96% es una verja de seguridad y el 4% es un muro". Claire responde: "No conozco los datos exactos pero nosotros somos civiles y no queremos matar a nadie. Simplemente vivir. Rezamos para que Dios nos ayude".
La cristiana Claire- minoría en una Belén cada vez más musulmana- esperaba que el factor religioso, precisamente en la cuna del cristianismo, le ayudaría. "Preguntamos a los cristianos de todo el mundo. ¿Por qué en Belén pasa lo que pasa? ¿Por qué vivimos encerrados? Hemos protestado ante los dirigentes para defender nuestros derechos", exclama.
Desde el balcón de su casa, su hijo Daniel, de 11 años, observa el muro y los grafitis realizados con mayor o menor arte. Hay muchas referencias al muro de Berlín y no faltan reseñas en español. Daniel nos señala su propio nombre grabado en el bloque de hormigón. "Estoy triste porque cuando pusieron el muro delante de casa, mis amigos dejaron de visitarnos", nos cuenta tras superar su timidez.
Su madre explica las sensaciones diarias cada vez que abre la ventana: "Me siento estresada y no puedo ni respirar. No hay ningún futuro para nuestros hijos".
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