Fuente: Marwan A. Diab – Palestine / www.bolinf.esNueve meses depués de la feroz invasión de Gaza y más de dos años depués de un implacable asedio, Gaza está a un paso del abismo. Ningún aspecto de la vida pública o privada ha escapado a los estragos de la guerra, la pobreza, el paro, la destrucción y el aislamiento.
La guerra de Israel en Gaza afecta a todo y a todos. Se destruyeron o destrozaron veinte mil hogares y toda la infraestructura civil. Murieron más de 1.400 personas y más de 5.000 resultaron heridas, y la mayoría eran civiles. Centenares de padres, madres hijos e hijas, fueron asesinados o reventaron bajo la explosión de las bombas, o ardieron hasta morir por la utilización de armamento con fósforo blanco.
Una población furiosa, desolada y traumatizada lucha para hacer frente a la pérdida y la agonía. La magnitud del sufrimiento ha sobrepasado la capacidad institucional para prestar apoyo terapéutico.
El bombardeo y el bloqueo de Gaza la han reducido a un páramo económico. Las fábricas están en ruinas, los cultivos son arrancados por las excavadoras israelíes, los pescadores se mantienen cerca de la orilla y son atacados a tiros por las patrullas navales si se aventuran demasiado lejos. Una abrumadora mayoría de los residentes de Gaza está en el paro, y el 80 por ciento depende de los alimentos donados por organizaciones internacionales de ayuda.
Más allá de un salario, el empleo remunerado es la clave para el orgullo personal, poderse casar, tener un hogar y una familia. Estas expectativas normales se han convertido en lujos que ahora están fuera del alcance de casi todos.
El paso de la autosuficiencia a la dependencia ha desatado una cascada de problemas sociales, incluyendo una epidemia de violencia doméstica. Los chicos, que ven a sus padres humillado por la inactividad en lugar de orgulloso y productivos, encuentran un modelo de escape en la lucha de la resistencia armada.
Muchas escuelas fueron dañadas o destruidas y las aulas sufren graves condiciones de hacinamiento. Los maestros están mal pagados y desmoralizados. Sin recursos, poco pueden hacer aparte de imponer la disciplina.
Los estudiantes universitarios se enfrentan el aumento de la matrícula que sus familias no pueden permitirse. El asedio ha interrumpido el intercambio con profesores y profesoras de otos países, y mantiene a los estudiantes y profesionales intelectualmente aislados. Menos del uno por ciento de los jóvenes pueden permitirse estudiar en el extranjero.
El asedio de Gaza ha obligado literalmente a recurrir a la economía sumergida. Un flujo constante de productos de contrabando pasa por un gran sistema de túneles entre Rafah y Egipto. Mientras que el mercado negro proporciona los bienes necesarios, se ha generado una élite empresarial que se beneficia del caos, acapara productos y marca sus propias reglas. Los que "administran" los túneles buscan mano de obra barata y obligan a los niños de familias necesitadas a trabajar largas y peligrosas jornadas, a menudo bajo la influencia de drogas para mantenerlos alerta.
El castigo colectivo
Ninguno de estos sufrimientos es accidental. Israel libró una guerra salvaje y sigue imponiendo un asfixiante asedio para degradar, intimidar y aislar a un millón y medio de personas en la esperanza de que aceptarán la derrota total. El Informe Goldstone documenta la naturaleza criminal de este castigo colectivo.
Poderosos intereses han tratado de ignorar, minimizar y rechazar este informe junto con la desesperada situación que se vive en Gaza. Nuestra tarea es presionar para la rendición de cuentas, para poner fin a la impunidad y para la plena aplicación del derecho internacional.
Las personas que han hecho su profesión de la atención a la salud mental comprenden la naturaleza patológica de la crueldad y sus terribles efectos a largo plazo sobre las víctimas y los perpetradores. En el Día Mundial de la Salud Mental, pedimos su ayuda para poner fin de inmediato al asedio israelí, ayuda de emergencia para la reconstrucción de Gaza y la reparación para el pueblo de Palestina.
Marwan A. Diab trabaja en salud mental y es la persona encargada de las Relaciones Públicas del Programa de Salud Mental de la Comunidad de Gaza (GCMHP): Gaza Community Mental Health Programme.