LIBROS, ARTE, CULTURA E INQUISICIÓN EN NUEVA ESPAÑA (X)


Ramírez Leyva destaca que las censuras de las imágenes se dirigieron en su mayoría a las representaciones sagradas, variando las causas para su prohibición. Estas causas las ha clasificado en ocho rubros: 1) heréticas, 2) representaciones de personas no canonizadas, 3) satíricas, 4) obscenas, 5) hechura impropia, 6) ubicación impropia, 7) incluidas en libros prohibidos, 8) sediciosas. Para las imágenes heréticas formula una subdivisión, estando, en un lado, las composiciones plásticas que por sí mismas dan lugar a herejía, y, en otro, aquellas composiciones reprobadas por elementos adicionales o complementarios de la plástica. Para la prohibición de las imágenes in totum persisten tres razones: que muestran errores en materia de fe, que contravienen las disposiciones de la Iglesia, que afectan la memoria de determinadas personas.
La liberación del comercio, su aumento en el siglo XVIII, tuvo un papel importante. En la comercialización de imágenes entraban todos los individuos que, de las distintas formas posibles, estaban relacionados con este fenómeno, en el cual los fabricantes emprenden caminos que divergen de los establecidos, dando lugar a representaciones que, según los censores, entraban en el ámbito de lo extraño, ridículo e irreverente, indicando, por tanto, una variación en las formas comunes de representación. Este hecho es captado por Ramírez Leyva, sirviendo para establecer que en la entrada constante y, cada vez, mayor “de nuevas formas “artísticas” provenientes principalmente de España, se denota cómo las imágenes sagradas se infiltraron en la vida diaria por medio de los objetos cotidianos que traslucieron el cambio de mentalidad que se dio en el siglo XVIII, al que desde luego colaboraron los ingeniosos comerciantes aportando nuevas formas de atraer clientes.”
Resulta claro que allí donde el arte sagrado es comercio, aparecen, indisolubles, el artista y el artesano, el comerciante y el consumidor. Se trata de un arte que opera fuera de las observaciones religiosas oficiales, más cercano al fervor popular, que, a pesar de la censura y en el momento en que las políticas económicas y sociales se lo permitieron, mantuvo una fuerza viva. Hay que destacar, sin embargo, que éste no era un arte libre. Tanto los artistas como los artesanos, sujetos a los lineamientos establecidos como los que no, produjeron obras delimitadas, fuera por la Iglesia, fuera por las demandas de los particulares.
Posted on 12:34 p.m. by Musa Ammar Majad and filed under , , , | 0 Comments »

0 comentarios: