ANTE LA SOMBRA DE BAUDELAIRE


Olvido, vaciedad, negrura, nada,
vastedad y ceguera que postulan
la antigüedad de la ignorante angustia
que es causa común y que sin embargo
diferencia en razón de la consciencia
que de ella se tenga en la acaudalada
noche de versos de un Shakespeare
que no termina de partir, de un Borges
que no llegó a conocer la ceguera,
de un Dante que gozó de la fortuna
de ver tres veces, no una, el Paraíso
y de haber sentido el Infierno en una
amalgama de sucedidas horas
solitarias, nocturnas y protervas;
así, ante la sombra de Baudelaire,

en la lívida noche plateada
surgen pálidas doncellas lejanas,
unas con triste fulgor en sus canas,
que no sucumben ante nuestra amada;

la escena en la calle está iluminada:
los ojos de un gato, o de algo, las venas
de un ángel caído lamen; las penas
de una flor que muere en sangre inundada;

el mundo emerge en la noche, en la nada,
con horrores y bondades, con cada
lágrima por muertes, por otros puertos,

como fiel poesía derramada
en el alma rota, exhausta y angustiada
de un cuerpo alejado del de los muertos.
Posted on 9:49 a.m. by Musa Ammar Majad and filed under | 0 Comments »

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