EL SER HUMANO COMO EJE CENTRAL EN UN SISTEMA PRODUCTIVO


En el campo de la gestión organizacional, se toma como punto de partida la importancia fundamental de la persona humana, con sus ideales, sueños y aspiraciones, sus actitudes y valores. El ser humano es un conjunto de necesidades. Para el hombre progresar es mejorar el nivel de vida, lo que se traduce en un sueño; pero ese sueño se debe cuantificar en metas y a medida que se van cumpliendo con esas metas se va progresando.


El progreso se define como el avance hacia una meta, pero, antes, es necesario haberse fijado esas metas. En este orden de ideas y dentro de este contexto se puede decir que una meta es la cuantificación de un sueño (Shapiro, 1985, p. 475). Las metas están orientadas hacia la satisfacción de las necesidades humanas. Estas necesidades pueden concebirse arregladas en un orden jerárquico, empezando por las necesidades materiales más elementales para la conservación de la vida (necesidad de supervivencia): estas necesidades materiales pueden ser individuales (alimento, vivienda, salud o seguridad) y pueden ser también de la especie o colectivas (reproducirse, relacionarse, compartir o sentirse acompañado). Por encima de estas necesidades materiales se encuentran otras como son las necesidades afectivas o de autorrealización, relacionadas con la necesidad de afecto, reconocimiento de su valor como persona, superación, crecimiento o desarrollo personal y, en el más alto nivel de la escala jerárquica, las necesidades espirituales o de trascendencia, que incluyen la espiritualidad, creer en el más allá y la relación con Dios (Shapiro, 1985, p. 476).


Actualmente, las organizaciones en general enfatizan en la generación de bienes para satisfacer, principalmente, las necesidades materiales de la vida. Pero es indispensable no olvidar que la organización está inmersa en una red de interacciones entre personas (propietario, administrador, trabajadores, clientes, proveedores, comunidad), cada una con su propio universo, su propia visión del mundo y que tienen necesidades y objetivos, no sólo materiales, sino también afectivos y espirituales. Esta multiplicidad de actores con necesidades y objetivos diversos y muchas veces conflictivos en el contexto de la organización, obliga al gerente a actuar en procesos de negociación y concertación de conflictos, no en un ambiente adversario, sino buscando el beneficio de todos los participantes, y esto es uno de los componentes más esenciales de la gestión.
Posted on 7:26 a.m. by Musa Ammar Majad and filed under , | 0 Comments »

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