ESTADOS UNIDOS Y LOS EXPERIMENTOS HUMANOS DE RADIACIÓN

Durante la Guerra Fría, Con el pretexto de preparar a los Estados Unidos para un posible ataque nuclear soviético, miles de ciudadanos estadounidenses se convirtieron en las víctimas de mas de cuatro mil experimentos conducidos por la Comisión de Energía Atómica y otras agencias gubernamentales.
Millones de personas fueron expuestas a la lluvia radioactiva resultante de la detonación de más de doscientas armas nucleares atmosféricas y subterráneas, así como a cientos de liberaciones secretas de radiación al medio ambiente. Más de doscientos mil veteranos que trabajaron en el sitio de las detonaciones nucleares de Nevada durante la década de 1950 y 1960 fueron especialmente vulnerables a la lluvia radioactiva. También fueron afectados miles de residentes que vivían en pequeños poblados de Nevada, Utah, Colorado y Nuevo México.
Uno de los documentos desclasificados del Departamento de Energía de los Estados Unidos que datan de la década de 1950, describe a la población de los alrededores del sitio de pruebas atómicas de Nevada como un “segmento de bajo uso de la población”. Un documento de la Comisión de Energía Atómica, fechado el 17 de Abril de 1947, revela que los médicos estaban concientes de los riesgos a la salud humana derivados de la exposición radiactiva, pero simplemente los ignoraron. Bajo el título de “Experimentos Médicos en Humanos”, el memorando menciona: “Ningún documento que se refiera a experimentación en humanos debe ser liberado debido a que esto puede acarrear un efecto adverso en la opinión pública o resultar en procesos legales. Los documentos que cubran ese campo de trabajo deben ser clasificados como ‘secretos’.”
Algunos residentes testificaron que los oficiales del Servicio Público de Salud les dijeron que su “neurosis” sobre la lluvia radiactiva sería la única cosa que les provocaría cáncer. Algunas mujeres con enfermedad severa debida a la radiación, pérdida de cabello y quemaduras cutáneas graves, fueron diagnosticadas en los hospitales como “neuróticas”. A otras mujeres gravemente enfermas se les diagnosticó “Síndrome del Ama de casa”. El Departamento de Energía Atómica tenía la costumbre de esperar a que el viento soplara en dirección a Utah (En vez de hacerlo en dirección a Los Angeles, California o a Las Vegas, Nevada) para probar sus armas nucleares.
Sólo recientemente, con la desclasificación de documentos secretos, se han comenzado a revelar detalles acerca de los inhumanos estudios de radiación que fueron realizados durante los años de la Guerra Fría, entre 1944 y 1974. La historia comenzó a salir a la luz cuando en 1993 fueron identificados los nombres de dieciocho ciudadanos americanos que secretamente recibieron inyecciones intravenosas de cinco microgramos de plutonio, uno de los ingredientes claves en la fabricación de armas atómicas así como una de las sustancias más tóxicas conocidas. Las víctimas recibieron la administración mientras se encontraban hospitalizados en el Hospital Oak Ridge en Tennessee, la Universidad Rochester en Nueva York, la Universidad de Chicago y la Universidad de California en San Francisco. En el reporte final del Comité Asesor del ex presidente Clinton acerca de los experimentos humanos de radiación, pueden leerse pasajes como el siguiente: “Entre Abril y Diciembre de 1945, tres pacientes terminales enfermos de Cáncer, cuyos nombres clave son CHI-1, 2 y 3 recibieron inyecciones de plutonio. Al menos dos, y posiblemente los tres fueron inyectados en el Hospital Billings de la Universidad de Chicago. Las dosis administradas a los sujetos CHI-2 y CHI-3 fueron las más altas dosis administradas a cualquiera de los 18 sujetos –aproximadamente 95 microgramos. De cualquier forma, la cantidad de material inyectado estaba aún por debajo de aquella de la cual se esperaría la aparición de efectos agudos. De cualquier forma, los tres pacientes estaban gravemente enfermos y por lo menos dos de ellos murieron en los diez meses posteriores a la inyección.”
Algunos de los experimentos clasificados que el Gobierno estadounidense realizó durante la Guerra Fría incluyen la exposición de más de cien personas de Alaska a yodo radiactivo, durante la década de 1960; la administración de hierro y calcio radiactivo en las raciones de comida de cuarenta y nueve adolescentes con retraso mental, hospitalizados en instituciones gubernamentales, desde 1946 a 1954, informándoles a los padres que sus hijos recibirían una dieta especial “fortalecida”; la exposición de aproximadamente ochocientas mujeres embarazadas a fines de la década de 1940 a hierro radiactivo, con el objetivo de determinar la rapidez con la que la sustancia cruzaba la barrera placentaria, así como los efectos de la radiación en el feto, siempre diciéndoles a las mujeres que lo que se les estaba administrando eran suplementos vitamínicos; la inyección intravenosa de yodo radiactivo en siete recién nacidos, de los cuales seis eran afroamericanos; la exposición de los testículos de más de cien prisioneros a dosis de radiación causantes de cáncer; la exposición de mas de doscientos pacientes con cáncer a altos niveles de radiación derivados del cesio y el cobalto; la administración de material radiactivo a pacientes psiquiátricos de San Francisco y prisioneros de la prisión de San Quentin; la administración masiva de radiación en pacientes con cáncer hospitalizados en el Hospital General de Cincinnati, Baylor Collage de Houston, Memorial Sloan-Kettering en Nueva York y el Hospital Naval Militar en Bethesda, durante las décadas de 1950 y 1960; la exposición de ventinueve pacientes, algunos con artritis reumatoide, a la total irradiación del cuerpo (Con dosis de cien a trescientos rads) para obtener información diversa de uso militar, con el “auspicio” de la Universidad del Hospital de California en San Francisco.
En 1995 el Departamento de Energía estadounidense admitió que la Comisión de Energía Atómica condujo más de cuatrocientos treinta experimentos de radiación desde 1944 a 1974.
También, a inicios de la Guerra Fría, investigadores de los Estados Unidos, Reino Unido y Australia intentaron determinar la cantidad de lluvia radiactiva necesaria para hacer al planeta inhabitable. Ellos consideraron que las pruebas nucleares atmosféricas habían proporcionado la oportunidad de investigar al respecto. Dichas pruebas habían dispersado contaminación radiactiva a través del planeta entero; el examen de restos humanos podría revelar que tan fácilmente se había absorbido esta contaminación y, en consecuencia, qué tanto daño había causado. De particular interés resultaba la presencia de estroncio-90 en los huesos. El objetivo primario de la investigación fueron niños, ya que se pensaba que ellos habían tenido una mayor oportunidad de absorber los nuevos contaminantes. Como resultado de esta conclusión, los investigadores iniciaron un programa para recolectar restos humanos alrededor del mundo, con un particular énfasis en restos de infantes. Los huesos fueron cremados y las cenizas analizadas en busca de radioisótopos. Este proyecto se mantuvo en secreto, principalmente porque habría resultado un desastre en la opinión pública; como resultado, los padres no fueron informados de lo que se estaba haciendo con los restos de sus familiares. Estas actividades se conocieron en su conjunto como Proyecto “Sunshine”.
En Enero de 1994, el ex presidente Clinton le encomendó a un Comité Asesor la tarea de investigar las acusaciones alrededor de los experimentos de radiación. En su reporte final, cuyo texto íntegro puede consultarse en http://www.eh.doe.gov/ohre/roadmap/achre/report.html, presentado el 3 de Octubre de 1995, el Comité concluyó que a inicios de la década de 1960 era común que los médicos condujeran experimentos e investigaciones sin solicitar el consentimiento de los pacientes.
Posted on 12:22 p.m. by Musa Ammar Majad and filed under , , | 0 Comments »

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