IV ESTADIO DEL VÍA CRUCIS, “JESÚS ENCUENTRA A SU AFLIGIDA MADRE”
El vía crucis representa el itinerario de Cristo desde el pretorio hasta la sepultura. Este episodio en particular no es descrito por los evangelistas, sin embargo está tomado de otras fuentes extraevangélicas arraigándose en el espíritu popular.
“Dio principio a esta devoción la Virgen Santísima; pues según fue revelado a santa Brígida, no tenía mayor consuelo que el recorrer los pasos de aquel sagrado camino, regado con la sangre de su preciosísimo Hijo. (…) Varios Sumos Pontífices, en particular Clemente XII, Benedicto XIII y XIV, Pío VI y León XII, concedieron que visitando las catorce cruces benditas con especial facultad del Sumo Pontífice, y autorización del Prelado diocesano, ganasen los fieles las mismas indulgencias concedidas a los lugares santos de Jerusalén”(Mach, 1872, p. 808).
De esto último se desprende que antes del siglo XII no existía un programa iconográfico tal como el Vía crucis, a partir de ésta fecha las iglesias de Europa empezaron a lucir retablos con la representación de la Vía Dolorosa, con estaciones individuales o en trípticos ubicados en capillas.
Este estadio presenta a Cristo encontrando en el camino del calvario a su madre que, afligida, cae al suelo. Esta actitud de la virgen es símbolo del dolor de María que servirá de motivo para variadas representaciones, como la Dolorosa, el Corazón de María, etc. Cristo, las más de las veces, va vestido con la túnica morada de nazareno y encuentra a su madre, quien está ataviada con la acostumbrada túnica rosada y manto azul.
“Dio principio a esta devoción la Virgen Santísima; pues según fue revelado a santa Brígida, no tenía mayor consuelo que el recorrer los pasos de aquel sagrado camino, regado con la sangre de su preciosísimo Hijo. (…) Varios Sumos Pontífices, en particular Clemente XII, Benedicto XIII y XIV, Pío VI y León XII, concedieron que visitando las catorce cruces benditas con especial facultad del Sumo Pontífice, y autorización del Prelado diocesano, ganasen los fieles las mismas indulgencias concedidas a los lugares santos de Jerusalén”(Mach, 1872, p. 808).
De esto último se desprende que antes del siglo XII no existía un programa iconográfico tal como el Vía crucis, a partir de ésta fecha las iglesias de Europa empezaron a lucir retablos con la representación de la Vía Dolorosa, con estaciones individuales o en trípticos ubicados en capillas.
Este estadio presenta a Cristo encontrando en el camino del calvario a su madre que, afligida, cae al suelo. Esta actitud de la virgen es símbolo del dolor de María que servirá de motivo para variadas representaciones, como la Dolorosa, el Corazón de María, etc. Cristo, las más de las veces, va vestido con la túnica morada de nazareno y encuentra a su madre, quien está ataviada con la acostumbrada túnica rosada y manto azul.
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