GUANTÁNAMO
Ubicada en la Bahía de Guantánamo, en Cuba, se encuentra asentada desde hace más de un siglo, una Base Militar de la Marina de los Estados Unidos, país éste que ocupó ilegalmente un área de 116 kilómetros cuadrados en 1898, en el contexto de la guerra cubano-española. Para 1903, Cuba se vio obligada a ceder permanentemente ese territorio a los Estados Unidos, por medio de la firma de un vergonzoso tratado que le garantizaba a los Estados Unidos la “completa jurisdicción y control del área” con el objetivo de extraer carbón y asentar estaciones navales. Desde 2002, La Base Naval de Guantánamo es también la sede del “Campo de Detención de la Bahía de Guantánamo”, que funciona como una prisión militar y un centro de interrogatorios. En la prisión se encuentran recluidos unos 495 sujetos acusados por el gobierno de los Estados Unidos de tener lazos con la organización terrorista Al-Qaeda, así como con otras organizaciones extremistas islámicas. Los prisioneros fueron capturados en Afganistán y en otros lugares del Oriente Medio.
Los prisioneros de Guantánamo se encuentran confinados en celdas aisladas, excepcionalmente pequeñas, mal iluminadas y en las que existen temperaturas extremas. No saben de qué se les acusa. Se les condena sin un juicio de por medio y no tienen derecho a ser representados legalmente por un abogado. Se les niega la oportunidad de hablar, recibir visitas o contactarse con familiares. Se les prohíbe hablar con el resto de sus compañeros detenidos o tener un mínimo de movilidad. Se les impide ver el cielo o el sol en un lugar abierto. Se les prohíbe leer.
De acuerdo con diversos testimonios de exprisioneros de Guantánamo, los detenidos han sufrido humillaciones y torturas psicológicas que violentan sus valores culturales y religiosos. “Los oficiales orinan sobre ellos, les muestran fotografías pornográficas, lesencierran en cámaras con música estruendosa, los privan durante días de todos los sentidos (vendas en los ojos, tapones en los oídos, cintas adhesivas en la boca) y les aplican ‘sospechosas inyecciones’”, declararon en el año 2006 Nizas Sassi y Mourad Benchellali, dos ciudadanos franceses que estuvieron prisioneros en Guantánamo.
Sassi y Benchellali creen que fueron víctimas de “experimentos” por parte del personal médico en Guantánamo. Benchellali también afirmó que dentro de la prisión existen unidades reservadas “para los que se vuelven locos”, en las que laboran “un número impresionante de psiquiatras”.
El 7 de Julio de 2005, la revista The New England Journal publicó el informe Uso de información médica y psiquiátrica de los detenidos para propósitos de interrogación. El informe sostiene que “desde 2002, psiquiatras y psicólogos (contratados por el Pentágono) han empleado estrategias de estrés extremo y técnicas de recompensa por comportamiento con el propósito de extraer de los detenidos información de inteligencia valiosa para los interrogatorios”.
A fines del 2004, el New York Times publicó un informe del Comité Internacional de la Cruz Roja dirigido al gobierno de los Estados Unidos. Dicho informe sostiene que los expertos en tortura del Pentágono disponen de la asesoría de un grupo de psicólogos y psiquiatras llamado Equipo de Consulta de la Ciencia del Comportamiento, el cual también es conocido como Biscuit.
En Septiembre de 2005, los abogados Paul Weiss, Julia Tarver y Jennifer Ching denunciaron diversos abusos contra los prisioneros a través de los “tratamientos médicos” y afirmaron que los detenidos que han realizado huelgas de hambre son forzados a alimentarse a través de sondas o tubos de plástico. “Yusuf Al-Shehri, quien fue detenido hace cuatro años cuando tenía 16 años de edad, es regularmente inmovilizado en una silla especial. Le atan las piernas, brazos y torso para alimentarlo con tubos del doble de tamaño que los usualmente utilizados en hospitales. Ello le ha ocasionado náuseas, convulsiones y diarrea”. Este tipo de informes provocaron que 250 profesionales de la salud publicaran una carta abierta en la revista médica británica The Lancet. En ella piden a las autoridades estadounidenses terminar con la alimentación forzada a los prisioneros a través de tubos.
El acceso a la prisión de Guantánamo es limitado. Sólo se permiten unas cuantas visitas de medios internacionales al año; los periodistas que finalmente logran acceder al complejo tienen estrictamente prohibido tomar fotografías del lugar. Es posible que tengan que pasar décadas para que la verdadera dimensión de las violaciones a los derechos humanos que ahí se cometen salga finalmente a la luz pública. Guantánamo permite entender que el capítulo de la experimentación ilícita en seres humanos aún no es un caso cerrado.
Las detenciones empezaron en la bahía de Guantánamo el 11 de enero de 2002. En esta base han estado detenidas más de setecientas cincuenta personas, de las que unas quinientas veinte, de unas treinta y cinco nacionalidades, permanecen todavía allí. Ninguno de los detenidos de Guantánamo ha conseguido que un tribunal revise la legalidad de su detención, un año después de que la Corte Suprema de Estados Unidos resolviera que los tribunales estadounidenses tienen jurisdicción para examinar los recursos presentados ante ellos. Amnistía Internacional cree que los que se encuentran actualmente recluidos en Guantánamo están detenidos de forma arbitraria e ilegal. Al menos cuatro, y posiblemente hasta nueve, de los detenidos que se encuentran actualmente en Guantánamo eran menores de 18 años cuando fueron apresados. Otros cinco detenidos que, según los informes, eran menores de 18 años en el momento de su detención han sido puestos en libertad. Alguno no tenía más que 13 años cuando lo detuvieron.
Los prisioneros de Guantánamo se encuentran confinados en celdas aisladas, excepcionalmente pequeñas, mal iluminadas y en las que existen temperaturas extremas. No saben de qué se les acusa. Se les condena sin un juicio de por medio y no tienen derecho a ser representados legalmente por un abogado. Se les niega la oportunidad de hablar, recibir visitas o contactarse con familiares. Se les prohíbe hablar con el resto de sus compañeros detenidos o tener un mínimo de movilidad. Se les impide ver el cielo o el sol en un lugar abierto. Se les prohíbe leer.
De acuerdo con diversos testimonios de exprisioneros de Guantánamo, los detenidos han sufrido humillaciones y torturas psicológicas que violentan sus valores culturales y religiosos. “Los oficiales orinan sobre ellos, les muestran fotografías pornográficas, lesencierran en cámaras con música estruendosa, los privan durante días de todos los sentidos (vendas en los ojos, tapones en los oídos, cintas adhesivas en la boca) y les aplican ‘sospechosas inyecciones’”, declararon en el año 2006 Nizas Sassi y Mourad Benchellali, dos ciudadanos franceses que estuvieron prisioneros en Guantánamo.
Sassi y Benchellali creen que fueron víctimas de “experimentos” por parte del personal médico en Guantánamo. Benchellali también afirmó que dentro de la prisión existen unidades reservadas “para los que se vuelven locos”, en las que laboran “un número impresionante de psiquiatras”.
El 7 de Julio de 2005, la revista The New England Journal publicó el informe Uso de información médica y psiquiátrica de los detenidos para propósitos de interrogación. El informe sostiene que “desde 2002, psiquiatras y psicólogos (contratados por el Pentágono) han empleado estrategias de estrés extremo y técnicas de recompensa por comportamiento con el propósito de extraer de los detenidos información de inteligencia valiosa para los interrogatorios”.
A fines del 2004, el New York Times publicó un informe del Comité Internacional de la Cruz Roja dirigido al gobierno de los Estados Unidos. Dicho informe sostiene que los expertos en tortura del Pentágono disponen de la asesoría de un grupo de psicólogos y psiquiatras llamado Equipo de Consulta de la Ciencia del Comportamiento, el cual también es conocido como Biscuit.
En Septiembre de 2005, los abogados Paul Weiss, Julia Tarver y Jennifer Ching denunciaron diversos abusos contra los prisioneros a través de los “tratamientos médicos” y afirmaron que los detenidos que han realizado huelgas de hambre son forzados a alimentarse a través de sondas o tubos de plástico. “Yusuf Al-Shehri, quien fue detenido hace cuatro años cuando tenía 16 años de edad, es regularmente inmovilizado en una silla especial. Le atan las piernas, brazos y torso para alimentarlo con tubos del doble de tamaño que los usualmente utilizados en hospitales. Ello le ha ocasionado náuseas, convulsiones y diarrea”. Este tipo de informes provocaron que 250 profesionales de la salud publicaran una carta abierta en la revista médica británica The Lancet. En ella piden a las autoridades estadounidenses terminar con la alimentación forzada a los prisioneros a través de tubos.
El acceso a la prisión de Guantánamo es limitado. Sólo se permiten unas cuantas visitas de medios internacionales al año; los periodistas que finalmente logran acceder al complejo tienen estrictamente prohibido tomar fotografías del lugar. Es posible que tengan que pasar décadas para que la verdadera dimensión de las violaciones a los derechos humanos que ahí se cometen salga finalmente a la luz pública. Guantánamo permite entender que el capítulo de la experimentación ilícita en seres humanos aún no es un caso cerrado.
Las detenciones empezaron en la bahía de Guantánamo el 11 de enero de 2002. En esta base han estado detenidas más de setecientas cincuenta personas, de las que unas quinientas veinte, de unas treinta y cinco nacionalidades, permanecen todavía allí. Ninguno de los detenidos de Guantánamo ha conseguido que un tribunal revise la legalidad de su detención, un año después de que la Corte Suprema de Estados Unidos resolviera que los tribunales estadounidenses tienen jurisdicción para examinar los recursos presentados ante ellos. Amnistía Internacional cree que los que se encuentran actualmente recluidos en Guantánamo están detenidos de forma arbitraria e ilegal. Al menos cuatro, y posiblemente hasta nueve, de los detenidos que se encuentran actualmente en Guantánamo eran menores de 18 años cuando fueron apresados. Otros cinco detenidos que, según los informes, eran menores de 18 años en el momento de su detención han sido puestos en libertad. Alguno no tenía más que 13 años cuando lo detuvieron.
0 comentarios:
Publicar un comentario